lunes, mayo 24, 2010

RECORDANDO A PERUCHO TORCAT A 38 AÑOS DE SU MUERTE

(05/09/1946 a 26/05/1972)
Por: Salvador García Landaeta
Asociación de Coleccionista de la Salsa en Venezuela.


Esta sería una de las varias anécdotas que pude vivir con el recordado amigo, una semana antes de partir a Nueva York, en el que fue su último viaje y adiós para siempre de esta vida terrenal; Doy mis excusas de antemano a todos los apreciados lectores por no precisar los nombres de varios sitios donde estuvimos esa noche de un día viernes cualquiera, antes de la partida definitiva del gran Perucho Torcat.

Perucho era una persona muy jovial, dicharachero, extrovertido, alegre, soñador y amigo de amigos. Nuestro apreciado amigo Perucho Torcat, lamentablemente murió muy joven, pero lo positivo de su corta vida fue que creía mucho en sí mismo, su potencial como cantante y compositor lo acreditaban mucho y tan solo era cuestión de tiempo para explotar todas esas virtudes que poseía. Con gusto recuerdo a aquel joven carupanero, que cual meta se proponía la lograba, él siempre tuvo el pálpito de que iba a llegar muy lejos y acariciaba la fama a toda costa.

Hasta donde pude conocer a Perucho, fue un joven muy sano alejado de cualquier vicio mundano que le pudiese perjudicar en su vida personal. Aquel viernes inolvidable nos pusimos de acuerdo mi compadre Federico Roig Gómez y yo, para recoger a Perucho a eso de las 8 de la noche en un sitio cerca de su casa en la Avenida Victoria. Para ese entonces tanto mi compadre y yo trabajábamos en la Televisora Nacional Canal 5, la cual quedaba en las Colinas de las Acacias. Esa noche nos trasladamos los tres en mi vehículo Renault 8, color marrón, hacia una cervecería de moda para la época ubicada en el Municipio Chacao, en donde además de cenar y conversar con toda la tranquilidad acerca de los avatares de la vida mundana, nos deleitamos escuchando un conjunto de música llanera, entre pasapalos y cervezas bien frías en aquella barra tan acogedora. Luego al transcurrir un par de horas decidimos abandonar dicho lugar, para dirigirnos a una tasca cervecería que se encontraba en la avenida Venezuela del Rosal, o sea, al otro extremo de la cervecería “La Distinción”; no podría yo en estos momentos descifrar el nombre de esta elegante tasca, lo cierto es que cuando llegamos a está nos sentamos un poco alejados de la tarima de los músicos; ahí tocada un septeto de planta llamado karibe, y francamente del único músico que me acuerdo es del flaco amable López, que tocaba el bongo y la campana en el grupo. Este sitio estaba repleto y esa noche se respiraba un buen ambiente.

Al poco rato de pernotar en el lugar el público presente se percata de la presencia de Perucho Torcat y nos hicieron un pequeño cerco de damas y caballeros, que una u otra manera querían dialogar un poco con Perucho, varios le decían que se montará de una vez en tarima, a lo cual él con su manera de ser amable y sencilla les decía: “Tranquilo Bhother apenas acabo de llegar, si me dejan saborear este drink los complaceré a todos”. Esa noche Perucho vestía muy elegantemente una camisa verde oscuro brillante tipo mao, tres cuartos de manga y un pantalón negro….Por el audio interno anunciaron su presencia, él se paró de la mesa y con un gesto positivo les hizo entender que el próximo set estaría allí con ellos, varias de las chicas que estaban a nuestro alrededor bailaron con nosotros ese set, compartimos con esas lindas muchachas unos de esos ratos bien agradables que nos regala la vida.

El flaco amable se acercó a nosotros para compartir un rato, Perucho les dijo que los iba acompañar con el tema Moliendo Café, deseaba cantarlo para sorpresa de todos los allí presentes; todo estaba listo, ese próximo set lo presentó el Sr José Yatór de la siguiente manera: “Señoras y señores esta noche tenemos el inmenso placer de tener entre nosotros al vocalista y sonero del momento Perucho Torcat, que muy pronto estará viajando a la ciudad de Nueva York para actuar con la orquesta de Justo Betancourt"..…Él muy eufórico fue hacia el entarimado, los aplausos no se hicieron esperar, el carisma que tenía este caballero era espectacular, cuando empezó a cantar y vino el montuno y comenzó a sonear duro pa’lante, la gente lo aplaudió hasta el cansancio. ¡bravo, bravo.. Eres un fenómeno..! ¡tienes con que..! ¡vivan los dementes..! ¡estas sobrado muchacho..!, eran algunos elogios que se escuchaban en medio de esas estrofas inolvidables que solo él sabría interpretar, fue digno en ese momento el estar allí presente, él era como un imán y estaba en su momento. Después que termino el tema se despidió muy cortésmente con unas palabras de agradecimiento y con su fina personalidad supo sortear el compromiso de no seguir cantando y quedo muy bien parado con todos los allí presentes, amén de que tenía mucho feeling para admiración de su público cautivo de esa noche….Cuando regreso de cantar todos lo querían abordar con muchas preguntas, nos quedamos un buen rato allí y luego decidimos salir a otro sitio, fue cuando aterrizamos en la cervecería “La Distinción”, sitio emblemático para todos los salsomanos de la época, en esta tasca empezaría Oscar D’ León el principio de su larga y dilatada trayectoria musical por el mundo entero, cuando llegamos el sitio estaba hasta los tequeteques (lleno), en una mesa estaba Radamez Pimental (conguero) muy acompañado con su tomuza estrafalaria que tenía que ver con todo el mundo, al percatarse que estábamos allí, nos gritó: “Hey panas vénganse para acá” y fuimos a parar a esa mesa. Después de departir un buen rato con muchos amigos entre músicos y conocidos, ya al final de la madrugada nos fuimos a las “Tostadas el 25” en la Avenida Urdaneta, lugar en el cual caía, Raimundo y todo el mundo, para degustar de un sabroso mondongo(nervioso), con arepas rellenas de cualquier sabor, fin de la farra.

Después de todo esto me toco repartirlos a todos, de ultimo lleve a Perucho a la Urbanización las Acacias, hasta la puerta del edificio donde vivía, recuerdo claramente sus últimas palabras, por cierto bien jocosas para conmigo, “Bueno Salvador, ahora me vas a tener que ver en Nueva York si quieres seguir la rumba, okey, chao mi hermano la pasamos muy bien, espero verte antes de irme, nos llamamos pana, chao”…..Ya de vuelta a mí casa en la Parroquia Altagracia y casi amaneciendo, me preguntaba yo mismo, ¡la verdad es que Perucho es un verdadero imán, tiene talento y lo demás es cuento!...No pude verlo más, ni despedirlo. Los días posteriores me fui por cuestiones de trabajo a la ciudad de Valencia, al poco tiempo vino la ingrata noticia de su trágico fallecimiento, no lo podía creer, pero la realidad era esa, “falleció en la madrugada de ayer el cantante venezolano Perucho Torcat; se presume que se intoxico con monóxido de carbono”, así decía uno de los titulares de la prensa local. Como ironía de la vida al principio del año 1973 viaje a Nueva York y recorrí varios sitios donde Perucho paseó su corta fama, como el “Corso”, ahí tocaba Joe Cuba, “El Patio”, ahí en tarima estaba el manos duras Ray Barretto con su vocalista Adalberto Santiago, “El Cheetah”, ahí sonaba la orquesta Broadway, que más les decir, así son las cosas de la vida y como decía aquella canción llamada “Canto a un sonero”…”Perucho se marchó sin decirnos un adiós…”